El cofre

Antiguamente en estas cajas, con tapa y cerradura, se guardaban las cosas de valor. Si habéis abierto la cerradura de este cofre probablemente no encontréis nada de mucha valía. En él sólo hallareis mis escritos eróticos. Unos ciertos otros inventados. Pero todos creados con el mismo propósito: despertar el deseo y, quizá, la lujuria de nuestros sentidos.







viernes, 7 de mayo de 2010

La madre y la hija (I parte)

Al crear el blog no imaginé que sería tan difícil conseguir que fuera visitado y en consecuencia, leído. Se agotan los textos que tenía preparados sin conseguir aumentar ni las visitas ni las opiniones, lo que me induce a pensar que no despierta el interés que creí podía tener. En estos momentos de dudas respecto a si continuar o no con el blog, cuelgo la primera parte de un nuevo relato. Y te lo dedico a tí, lectora anónima, por estar desde el principio y, sobre todo, por haber dejado tus comentarios en cada uno de mis textos. Gracias.





Como cada viernes voy camino de Salou a visitar a mi madre en el viejo tren de cuatro vagones. Recuerdo que fue durante mi último curso en la facultad cuando se marchó para vivir con aquel hombre y desde entonces, hace ya dos años, no he dejado de visitarla ninguna semana. Cada vagón tiene varios compartimentos en forma de pequeñas cajas de cerillas con rígidos bancos de piel cuarteada a ambos lados. Hoy, en el trayecto, sentada a mi izquierda hay una señora vestida de negro con una bolsa de mimbre sujeta entre las piernas haciendo crucigramas, y, justo frente a mí, uno de esos señores que intentan camuflar su calvicie lanzando larguísimos pelos a modo de lianas de un lado hacia el otro. Ya hace varios minutos que ese hombre, oculto detrás de un periódico, no consigue desviar la mirada de mis bragas de algodón. Las mira porque yo se las enseño. Quiero que las mire. Las piernas están abiertas y los muslos descubiertos, sin medias, fugados de la corta falda de cuadros escoceses.
Mis amigas no comparten mis gustos, creo que aun no lo entienden. El exhibicionismo es el acto más egoísta que existe. Yo intento explicárselo con una fórmula casi matemática: exhibición por deseo despertado es igual a placer recibido. Mi madre sí lo tenía claro, es más, era una experta en la aplicación de la fórmula.

Vivíamos los tres en los bajos de un desconchado edificio de una zona obrera. Mi padre nunca tuvo mucho interés en ninguna de nosotras, su único interés eran las cartas y, sobretodo, el vino o cualquier otro alcohol; no andaba nunca por casa y si por alguna casualidad lo necesitábamos íbamos a buscarlo a la bodega de la esquina. Cada año a principios de verano mi madre instalaba la piscina de plástico hinchable en el pequeño patio interior de baldosas resecas. Yo adoraba las tardes porque era entonces cuando mi madre me metía desnuda en el agua y allí me dejaba. Durante todo el tiempo que estaba en remojo nunca había vecinos mirando; más tarde llegaba ella y me preguntaba si estaba fresca el agua mientras se iba despojando de toda su ropa hasta sentarse a mi lado. Jugábamos y gritábamos allí metidas y a los minutos aparecían los vecinos detrás de las ventanas. Y hasta que mi madre no salía de la piscina ellos no se iban. Yo también la miraba y deseaba tener toda esa mata negra entre las piernas, la quería tener igual que la suya, abundante y muy negra, rizada, y también quería sus tetas, gordas, muy gordas con unos pezones como mi meñique cuando estaban duros que era muy a menudo.

El hombre ya no evita mirar mis bragas blancas, ahora transparentes por la humedad, seguro. Fíjate bien y verás mis labios hinchados pegados a la tela, fíjate, así. Me da igual lo que piense, lo único que quiero es que no deje de mirarme, que se excite, que me desee, que quiera tocar pero no se atreva.

2 comentarios:

  1. Querido hedonista y admirado, si me lo permites, esteta:
    No soy quien para pedirte. Pero te voy a dar mi punto de vista. No es la cantidad de público el que te hace grande, sino la calidad del mismo.
    Así que te pido que no abandones este blog que tanto bien y tanto placer me produce. No porque yo sea de calidad, sino porque te entiendo y comparto lo que escribes. Creo que tus sensaciones y emociones, también.
    Me consta que no soy la única persona que te lee. Eso es seguro. Quizás sí la única que te escribe o comenta, pero es porque creo que si te tomas la molestia de hacernos disfrutar de manera altruista, lo mínimo es agradecértelo y hacértelo saber.
    Así que por favor, si en algo te vale mi comentario......... no nos abandones.

    Y más ahora que ya tengo ganas de saber de ese sentir de esa pequeña.
    Estoy segura que todavía tienes maravillosos relatos con los que alimentarnos.
    Un saludo y gracias

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  2. "El exhibicionismo es el acto más egoísta que existe. Yo intento explicárselo con una fórmula casi matemática: exhibición por deseo despertado es igual a placer recibido."

    Esta me la guardo para mi cofre. Me encantó. Pasaba por aquí y me encontré esta primera joya, desde luego invita a quedarse y seguir leyendo.

    Volveré.

    Un saludo

    Lily

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